¿Pymes o Corporaciones: Cuál es el mejor lugar para trabajar?

 In Prensa

El incremento de la cantidad de emprendimientos surgidos en los últimos años dio lugar a un nuevo abanico de opciones para quienes deciden incorporarse a una empresa. 

Una organización más flexible y la posibilidad de una visión más global de los negocios son algu- nas de las ventajas que ofrecen las estructuras corporativas más pequeñas. 

«Las pymes tienen varias estrategias para poder ganarle personal a las compañías de mayor tamaño», advierte Diego Kirschenbaum, director de la consultora Capital Humano. A su juicio, el punto fuerte de las pequeñas empresas es que pueden ofrecer múltiples beneficios vinculados con la flexibilidad que, si bien existen en las grandes corporaciones, allí son más difíciles de implementar. 

«Se trata de ventajas vinculadas con el tiempo libre, como hacer home office, tener un día libre por mes o poder salir antes del trabajo en algún momento de la semana», señala el consultor. 

Este tipo de concesiones resultan especialmente atractivas para un sector específico de la población: la llamada «generación Y». 

Se trata de los jóvenes que recién se incorporan al mercado laboral y cuyo principal interés se orienta a integrarse a lugares que les permitan conseguir un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. 

Otros de los beneficios que se valoran a la hora de trabajar en una pyme son la obtención de una visión más global del negocio, el poder ver los resultados del trabajo propio y la cercanía con los dueños de la empresa, lo que facilita los procesos de aprendizaje. 

Las grandes resisten 

Sin embargo, para Kirschenbaum las grandes corporaciones siguen teniendo lo suyo: «amplias posibilidades de crecimiento y de hacer carrera, posiciones regionales y el status que da trabajar para una marca conocida». En esto coincide Ariela Collins, gerente de Recursos Humanos de Starbucks, quien remarca que «el 80% de los empleados de la empresa eran antes consumidores de la marca». Para la directiva, muchos optan por trabajar en estructuras grandes porque allí obtienen estabilidad, solidez y ventajas económicas. 

Pero el dinero no es todo. «Para insertarse en una corporación, hay que tener apertura para aceptar que las decisiones no siempre pasan por uno y saber trabajar en equipo», advierte Collins. Otros de los requisitos es poder adaptarse a esquemas y organigramas ya planificados. 

Por otra parte, la ejecutiva asegura que, más allá de los beneficios de ambos tipos de estructura, optar por uno u otro camino sigue siendo una decisión de cada individuo. «La última palabra la tiene el candidato», sentencia. 

Lo mismo piensa Nicolás Zabrana, gerente de Recursos Humanos de Capgemini, una compañía de consultoría, tecnología y outsourcing. «La elección es muy personal», apunta. Esta empresa pasó de ser una pyme a convertirse en una corporación de mayor tamaño. En ese proceso y para continuar motivando a sus empleados, tuvo que poner en marcha ciertos cambios. 

«Eramos sólo 60 y hoy somos 900», resume Zabrana. Por eso, para que el personal la siga eligiendo, la empresa generó iniciativas vinculadas con la calidad de vida, como brindar beneficios en un gimnasio u ofrecer mejoras en los planes médicos. 

Además, el gerente señala que «otra herramienta para competir es la flexibilidad horaria». Y también suele ser valorada la posibilidad de trabajar algunos días desde la casa. Para ello, Capgemini tuvo que hacer una inversión en servidores para mejorar la conectividad. 

Sin embargo, Zabrana reconoce que las estructuras más chicas aún cuentan con ciertas ventajas en comparación con las grandes 
,como un ambiente más estable y familiar, y una mayor apertura a la creatividad de sus empleados. 

Para Marcela Mosca, responsable de RR.HH. de la pyme de seguridad y ferretería Segufer, «hay jóvenes que prefieren una multinacional por el CV y los beneficios que les da, pero las pymes permiten que los empleados ingresen en un puesto más alto «. Además, Mosca asegura que en las empresas de menor tamaño el desafío es mayor, porque están en un proceso de expansión. Eso hace que los logros de los empleados se vean mucho más: «Antes las pymes eran vistas como poca cosa, pero hoy son un reto que tienta a los jóvenes profesionales». 

Más allá del tipo de empresa, la motivación del personal debe ser una prioridad en cualquier organización. Sobre este punto, Kirschenbaum es firme: «No sólo hay que buscar más recursos, sino también cuidar y mantener los que ya se tienen».

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