La innovación llega de la mano de profesiones poco convencionales
Biólogos, antropólogos, doctores en Matemática y hasta bailarines comienzan a formar parte del mundo corporativo y le aportan un aire renovado
Por Silvina Scheiner | Para LA NACION
Todas las empresas quieren que sus colaboradores innoven: sueñan con tener entre sus filas a un Steve Jobs, el mítico fundador de Apple, o a un Reid Hoffman, el creador de LinkedIn, pero no siempre están dadas las condiciones básicas para que eso suceda. Los sueños de repensar la empresa quedan de lado, para un futuro que nunca llega.
Sin embargo, hay algo que las empresas están tratando de hacer cada vez con más frecuencia: promover la incorporación de personal proveniente de otras disciplinas para generar un pensamiento diverso y un análisis diferencial de los procesos o del negocio en sí. Dicho de manera sencilla: si la creatividad surge de conectar mundos diferentes, acercar personas de disciplinas y profesiones distintas resulta clave al momento de promover una lectura innovadora de la compañía.
Hasta hace unos años, lo «innovador» era formar equipos interdisciplinarios en el que se integrara un ingeniero de procesos, una persona de Sistemas y un psicólogo del departamento de Recursos Humanos. Hoy, va un paso más allá: se busca incluir en el mundo corporativo profesionales de disciplinas nunca antes consideradas: biólogos, médicos y antropólogos en empresas de tecnología, y actores y entrenadores deportivos en entidades financieras.
«En cualquier organización, se enfrentan las fuerzas de lo instituido, como lo establecido, lo conocido, lo socialmente validado y lo «diferente», que viene a romper con esa hegemonía y que busca su lugar para hacerse conocida, que vendría a ser la vanguardia», sostiene el psicólogo social Pablo De la Cruz Sabomimo, también actor y técnico en tiempo libre y recreación. «Esa minoría, más desconocida, tarde o temprano, va a pasar de ser vanguardista, a ser conservadora», agrega el titular de Redcreativa, realizadora de eventos empresarios. Para desarrollarnos a nivel creativo, indica, «no recurrir a profesionales que ya vienen con una matriz de aprendizaje estructurada o conocida».
AMBIENTE DE CURIOSIDAD
En Globant, la desarrolladora argentina de software, contrataron a Virginia González, una biotecnóloga con orientación en Genética Molecular para dirigir Globant Labs, un espacio de experimentación tecnológica que creó la empresa para probar software y productos.
La experiencia científica de Virginia, uno de los diez innovadores de 2013, según la revista Brando, le «venía bien a la empresa para generar un ambiente de curiosidad», comenta Guibert Englebienne, uno de los socios fundadores de la compañía. «En ambos mundos, el científico y el tecnológico, tenés que hacer experimentos que puedas medir y llevar adelante, y entender que algunos fallan. Creíamos que ella traería un costado fresco para dejar de pensar sólo del lado de lo informático. No se necesitaba mucha experiencia en informática, sino algo más social. Queríamos que la gente se entusiasme, pruebe, ejecute, experimente, evalúe, como los científicos», comenta.
Para tener un abordaje más abarcativo y creativo del negocio, Grupo Pragma Consultores, una multinacional que brinda servicios de Consultoría de Negocios y Gestión de Proyectos, también apela a los equipos multidisciplinarios. Fundada hace 20 años, cuenta entre su personal con un doctor en Matemáticas, además de sociólogos, geólogos y especialistas en petróleo, etc.
Diego Kirschenbaum estudió Antropología y luego se recibió de sociólogo. Hoy es director fundador de Capital Humano, consultora de Selección y Head Hunting, fuertemente orientada a perfiles de analistas y mandos medios. «Mucha gente de ramas impensables está hoy en el mundo empresario. Hace 20 años ningún sociólogo pensaba en trabajar en una corporación. Ni nosotros queríamos estar allí, ni ellos nos contrataban», sostiene.
Desde hace unos cinco años, precisa, se empezaron a ver antropólogos de empresas. «Si su sentido era observar y entender otras culturas, por qué no hacer lo mismo dentro de una organización. Entender sus dinámicas, relaciones de poder, reglas no escritas, etc. Cada vez más empresas quieren aprender estas cuestiones para generar mejores espacios de trabajo», señala.
Durante tres años, el biólogo Estanislao Bachrach se sacó el delantal y se puso el traje oscuro para colaborar con expertos en finanzas, gente de marketing y actuarios en la creación del Programa de Innovación del Banco Galicia. Al proyecto también se sumó el físico Andrés Riesnik, con talleres de cálculo rápido, y, ya en otro campo, se sumó Francisco Vanoni, experto en mindfulness, técnica de atención plena o que ayuda a reducir el estrés, aumentar la autoconciencia y mejorar el bienestar.
Kirschenbaum cuenta que como selector tuvo varias búsquedas «extrañas» para empresas, las que terminaron incorporando un filósofo y un antropólogo para desarrollar cuestiones blandas en el sector de RR.HH. «Hace pocos meses, un cliente nos pidió un perfil que tuviera un MBA y una buena carrera laboral, pero que fuera alguien distinto, voluntario en Haití o que haya escalado picos por el mundo. Fue difícil, pero lo conseguimos y hoy está trabajando. Ese tipo de perfil se busca cada vez más», comenta. «Por supuesto -advierte- a estos recursos habrá que cuidarlos mucho, y estar bien atentos a que estén satisfechos dentro de la organización, ya que son personas que originalmente no tenían previsto trabajar en ese tipo de cultura y puede que no soporten los mismos niveles de tensión o competencia al que otros recursos están acostumbrados», recomienda.
Tener personal creativo, innovador, es algo que toda empresa anhela, «pero no es tan fácil de adquirir, desarrollar y aun de soportar», coincide Eduardo Sánchez, antropólogo empresarial y asesor de Google en la construcción de su identidad corporativa en América latina. «La creatividad surge en la brecha de lo incontrolable, allí donde merodea el caos y no cualquier management o empresa lo soporta», agrega.
El consultor recomienda alimentar la desviación positiva, aquel concepto -creado en Harvard por los profesores Richard Tanner Pascale y Jerry Sternin- que permite potenciar a los innovadores dentro de una empresa. «En algún lugar de la organización, hay grupos de personas que ya están haciendo las cosas de manera diferente y mejor. Encuéntrelos y alimente su fuego», recomienda Sánchez, citando a los docentes de Boston.
El fundador de Globant coincide con el antropólogo empresarial, y explica que «cuando las organizaciones adquieren cierto tamaño le temen al riesgo y carecen de procesos para poder ejecutar las ideas de sus colaboradores. Es fundamental fomentar la asunción de riesgos controlados por parte de la gente, que sienta que puede expresar sus ideas y aprender a trabajar en modo borrador: ejecutar algo, rápidamente ponerlo a prueba y descartarlo si no funciona».
En Telecom, tomaron personal de profesiones atípicas para posiciones sui géneris. Para Telefónica Digital, por ejemplo, a directores de cine para áreas de contenidos y algún médico para productos relacionados con la comercialización de productos de imágenes e historias clínicas digitales. Además, incluyeron maestras para áreas de Atención al Cliente, sobre todo, para servicios complejos de explicar.
Rubros antes considerados «del espectáculo» y que difícilmente se pondrían una corbata también entraron al sector corporativo: el bailarín y coreógrafo Walter Zaga, integrante de Mayúmana, el grupo de danza y percusión de origen israelí, organizó diversas actividades para formadores y conductores en diversos encuentros de Tarjeta Naranja. Otra rara avis dentro del mundo corporativo..